lunes, 9 de septiembre de 2013

Sería bonito poder estar sin más. 
Poder dar sin esperar.
Sería bonito no tener que devolver cuando te dan,
ni sentir que te devuelven porque diste.
Sería bonito SER...ser SIEMPRE.
Regalar amor, y palabras bonitas.
Regalar sin más... ni menos... Porque sí. 
Recibir sabiendo que es por puro placer del que te quiere. 
No por compasión, ni por pena, ni por creer que estás necesitado. 
Que al recibir, no te sientas que es por compasión, ni por pena, ni  por creer que creen que estás necesitado. O creer que no lo mereces.
No ser susceptible, subyacente, sumergido del alma, sustituible... Solo ser sensible. 
Ser fundamental aunque se sea prescindible. 
Y sabiendo que eres fundamental, que no parezca que no lo sabes que lo eres. 
Que no nos cansara la debilidad del otro, de los otros y la propia.
Y que los demás hicieran lo propio... 
Que los defectos provocaran ternura... y no compasión, que es limosna teñida de dulce.
Sería bonito ponerse a uno siempre por delante de los demás, sin que los demás quedaran por detrás. 
Que cada uno tuviera su lugar sin perder su lugar. Y que el espacio no existiera como tal. Que fuera solo ESTAR.
Y que perderse fuera un juego divertido sin temor a la locura,o que la cordura fuera ridícula. Y el ridículo otro juego para tener nuevas oportunidades.
Ni cansar ni que te cansen.
Que los malos días fueran solo días que pasan, para disfrutar todo lo demás del día.
Que lo hermoso siempre fuera hermoso  a todos los ojos.
Sentirnos super-héroes y sencillos a la vez sin sentir contradicción.
Que el querer y que te quieran fuera primario y primordial no pensado y premeditado. 
Que no fuera una necesidad
Que el miedo no nos diera miedo.
Que el desaliento nos diera aliento y alimento para continuar.
Que ser raro no fuera tan raro.
Que ser raro fuera solo otra posibilidad.

Ahí está mi último regalo:
LA ANTESALA